Es obligatorio vivir
Tiene 101 años y hace veinte que enterró a su único hermano que murió a los 92 años. No tiene, ni nunca tuvo, marido. Tampoco hijos. Las únicas parientes próximas son dos sobrinas de 84 y 80 años de edad que, cuando sus obligaciones familiares y los achaques se lo permiten, la visitan en la residencia donde vive desde hace más de veinticinco años. Su mente conserva la lucidez que le permite felicitar a sus sobrinas y a las hijas de sus sobrinas en el día de su aniversario y santo. Sin embargo, el cuerpo no acompaña a la mente. No da más que unos pasos y eso apoyándose en alguien que casi nunca tiene al lado. Su sordera le impide comunicarse con quién tiene alrededor. Da igual porque no espera nada de quién tiene alrededor y estos tampoco nada de ella.
La soledad, su soledad vital, le ha hecho aislarse completamente del mundo, un mundo que ve, que conoce, pero que ni escucha ni comprende. Es como si estuviese en un lugar dónde no quiere estar porque no le corresponde pero que debe permanecer en él porque no se sabe quién decidió que debía estar ahí. Es como tener el cuerpo en un lugar y la mente -que inexorablemente necesita de esa comunidad para poder funcionar- en otro.
Y así será su vida, sin alegrías, sin penas, sin nadie para compartir esa nada, con recuerdos de una vida que se fue hasta que una enfermedad sea benevolente con ella y decida llevársela al universo que le corresponde. Ella desearía que sucediese antes que apareciese como curiosidad de ejemplo de longevidad en los medios de comunicación. Ella, en definitiva, desearía estar en su mundo pero no se le permite ir voluntariamente no vaya a ser que fastidie la estadística sobre incremento de la esperanza de vida en su país.
5 comentarios
Violeta -
Besitos dulces.
Para María José, en su momento -
Para Violeta, mal de much@s -
María José -
Besos MJ
Violeta -
Besitos dulces mi querido amigo.